El muerto en el mar de Urca

Yo estaba en el apartamento de doña Lourdes, costurera, probándome el vestido pintado por Olly, y doña Lourdes dijo: murió un hombre en el mar, mire a los bomberos. Miré y sólo vi el mar que debía estar muy salado, mar azul, casas blancas. ¿Y el muerto?

El muerto en salmuera. ¡No quiero morir!, grité, muda dentro de mi vestido. El vestido es amarillo y azul. ¿Y yo? Muerta de calor, no muerta en el mar azul.

Voy a decir un secreto: mi vestido es lindo y no quiero morir. El viernes el vestido estará en casa, el sábado me lo pondré. Sin muerte, sólo mar azul. ¿Existen las nubes amarillas? Existen doradas. Yo no tengo historia. ¿El muerto la tiene? Tiene: fue a tomar un baño de mar a Urca, el bobo, y murió; ¿quién lo mandó? Yo tomo baños de mar con cuidado, no soy tonta, y sólo voy a Urca para probarme el vestido. Y tres blusas. Ella es minuciosa en la prueba. ¿Y el muerto? ¿Minuciosamente muerto?

Voy a contar una historia: era una vez un joven a quien le gustaban los baños de mar. Por eso, fue una mañana de jueves a Urca. En Urca, en las piedras de Urca, está lleno de ratones, por eso yo no voy. Pero el joven no les prestaba atención a los ratones. Ni los ratones le prestaban atención a él. Y había una mujer probándose un vestido y que llegó demasiado tarde: el joven ya estaba muerto. Salado. ¿Había pirañas en el mar? Hice como que no entendía. No entiendo la muerte. ¿Un joven muerto?

Muerto por bobo que era. Sólo se debe ir a Urca para probarse un vestido alegre. La mujer, que soy yo, sólo quiere alegría. Pero yo me inclino frente a la muerte. Que vendrá, vendrá, vendrá. ¿Cuándo? Ahí está, puede venir en cualquier momento. Pero yo, que estaba probándome un vestido al calor de la mañana, pedí una prueba a Dios. Y sentí una cosa intensísima, un perfume intenso a rosas. Entonces, tuve la prueba. Dos pruebas: de Dios y del vestido.

Sólo se debe morir de muerte natural, nunca por accidente, nunca por ahogo en el mar. Yo pido protección para los míos, que son muchos. Y la protección, estoy segura, vendrá.

Pero, ¿y el joven? ¿Y su historia? Es posible que fuera estudiante. Nunca lo sabré. Me quedé sólo mirando el mar y el caserío. Doña Lourdes, imperturbable, preguntándome si ajustaba más la cintura. Yo le dije que sí, que la cintura tiene que verse apretada. Pero estaba atónita. Atónita en mi vestido nuevo.

Es allí a donde voy


Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí a donde voy.
La punta del lápiz el trazo.
Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espada la magia: es allí a donde voy.
En la punta del pie el salto.
Parece la historia de alguien que fue y no volvió: es allí a donde voy.
¿O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas. Si continúan mágicas. ¿Realidad? Te espero. Es allí a donde voy.
En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra «tertulia», y no sé dónde ni cuándo. Al lado de la tertulia está la familia. Al lado de la familia estoy yo. Al lado de mí estoy yo. Es hacia mí adonde voy. Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la realidad adonde voy. Mientras tanto, lo que hay es un sueño. Sueño fatídico. Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un canto para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé de qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien dirá con amor mi nombre.
Es hacia mi pobre nombre adonde voy.
Y de allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos. Ellos me responderán. Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor. Amor: yo os amo tanto. Yo amo el amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son verdes. Pero son verdes tan oscuros que en las fotografías salen negros. Mi secreto es tener los ojos verdes y que nadie lo sepa.
En la extremidad de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta. Pero la que canta. La que dice palabras. ¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo.
Yo al lado del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto.
Oh, cachorro, ¿dónde está tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente.
¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.

Clarice Lispector

Dentro de la literatura iberoamericana contemporánea, Clarice Lispector es sin duda uno de los casos más singulares. No sólo por su formación y por las distintas influencias culturales que en ella se reúnen, sino porque su escritura rompe con muchos de los esquemas no sólo de la tradición literaria brasileña, sino de los grandes escritores modernos en lengua castellana y portuguesa. Clarice Lispector nace en Tchetchelnick, Ucrania, en 1926 pero pasó sus años de infancia y adolescencia entre Recife y Río de Janeiro.
... Alrededor de 1944, ingresa en la Facultad de Derecho de la Universidad de Río de Janeiro, donde concluye su primera novela, Cerca del corazón salvaje (Perto do coracao selvagem), inicio de una carrera meteórica. Aún cuando la editorial José Olympio rechazó publicar esta peculiar historia, la novela recibe al año siguiente el Premio Graca Aranha, lo que convierte a su autora en un fenómeno literario por su juventud, y por la calidad de la obra en la que se aúna a un talento narrativo natural la huella de narradores como Graciliano Ramos, Herman Hesse y Julien Green.
... Es en 1961, con la publicación de La manzana en la obscuridad (A Maca no Escuro), que Clarice Lispector realmente atrae la atención de la crítica literaria brasileña e internacional. De esta época, marcan el curso de su evolución creadora, La ciudad sitiada (A Cidade Sitiada) (1949), Lazos de familia (Lacos de Familia) (1960) y La legión extranjera (A legiao Estrangeira) (1964).
... La narrativa de Lispector sobresale por crear estructuras narrativas muy complejas a partir de anécdotas muy simples. En sus novelas y cuentos los personajes hablan consigo mismos, y analizan el mundo que los rodea. Más que las historias personales de sus personajes, lo que Clarice Lispector nos cuenta es la historia de las almas, el descubrimiento de su propia dimensión espiritual. En las novelas como La pasión según G. H. (A Paixao Segundo G. H.) (1964), o Aprendizaje: el libro de los placeres (Uma aprendizagem: o livro dos prazeres) (1969), el lector siempre encontrará a una escritora preocupada por reflexionar con profundidad sobre la condición humana, y sobre las grandes preguntas en torno a Dios, el mundo, el individuo, la libertad, el amor, la santidad, el espíritu, reflexiones que, sin dejar de ser profundas, son claras, accesibles, de una belleza e intensidad poco comunes.
... A partir de 1971, con la publicación de Agua viva (Água viva) y Felicidades clandestinas (Felicidades Clandestinas), Clarice Lispector continúa presente en el ámbito literario latinoamericano, aún cuando sus estadías en Europa se hicieron cada vez más largas y frecuentes. En 1977, año de su muerte en Río de Janeiro, había publicado 10 novelas, dos libros de cuentos, y numerosos volúmenes de crónicas y artículos periodísticos.

Para acabar con la Mafia Un vistazo al crimen organizado

No es ningún secreto que el crimen organizado se lleva en América más de cuarenta mil millones de dólares al año. Se trata de un beneficio bastante respetable sobre todo si se tiene en cuen­ta el hecho de que la Mafia dedica muy poco a gastos de oficina. Fuentes bien informadas indican que la Cosa Nostra gastó menos de seis mil dólares el año pasado en papel de correspondencia personal y aún menos en grapas. Además, tienen una sola secretaria que hace todo el trabajo de mecanografía y sólo tres habitaciones pequeñas en la oficina central que comparten con el Estudio de Danza Fred Persky.

El año pasado, el crimen organizado fue responsable directo de más de cien asesinatos, y los mafiosi participaron de forma indirecta en otros cientos más, ya sea prestando dinero para el transpor­te en vehículos del servicio público o guardándoles los abrigos mientras iban por ahí a pegar tiros. Otras operaciones ilícitas llevadas a cabo por miembros de la Cosa Nostra fueron el juego, el tráfico de drogas, la prostitución, secuestros, usura y, violando fronteras estatales, el transporte de un inmenso pez rojo con fines pornográficos. Los tentáculos de este corrupto imperio alcanzan al mismo gobierno. Hace sólo unos pocos meses, dos jefes de banda con juicios federales pendientes pasaron la noche en la Casa Blanca y el presidente durmió en el sofá.

Historia del crimen organizado en los Estados Unidos

En 1921, Thomas (El Carnicero) Covello y Ciro (El Sastre) Santucci intentaron organizar diferentes grupos étnicos del hampa y, de esa manera, hacerse los amos de Chicago. Esto fracasó cuan­do Albert (El Positivista Lógico) Corillo asesinó a Kid Lipsky encerrándolo en un armario y aspirando todo el aire que quedaba en el interior con una pajita. El hermano de Lipsky, Mendy (alias Mendy Lewis, alias Mendy Larsen, alias Mendy Alias) vengó la muerte de Lipsky secuestrando al hermano de Santucci, Gaetano (también conocido como Little Tony o Rabino Henry Sharpstein), y devolviéndolo pocas semanas después en veintisiete potes de mermelada. Esta fue la señal para el inicio de un baño de sangre.

Domicik (El Herpetólogo) Mione mató a tiros a Suertudo Lorenzo (el sobrenombre se debe a que la bomba que explotó en el interior de su sombrero no pudo matarlo) a la salida de un bar en Chicago. Como respuesta, Corillo y sus hombres siguieron la pista de Mione hasta Newark y convirtieron su cabeza en un instrumento de viento. En ese momento, la banda de Vítale, dirigida por Giuseppe Vítale (su nombre real, Quincy Baedeker), se puso en acción para hacerse con toda la bebida ilegal de Harlem que ad­ministraba el irlandés Larry Doyle (un hampón tan suspicaz que se negaba a permitir que nadie en Nueva York se colocara a sus espaldas y que caminaba por las calles haciendo piruetas y dando vueltas sin parar). Doyle resultó muerto cuando la Compañía de Construcción Squillante decidió levantar sus nuevas oficinas en el puente de su propia nariz. El segundo de Doyle, Little Petey (el Gray Petey) Ross, pasó a ser el primero; resistió la invasión de Vitale y le convenció con engaños de que fuera a un garaje vacío del centro con el pretexto de que allí se iba a celebrar una fiesta. Sin sospechar nada, Vitale entró en el garaje vestido como un ratón gigante y se quedó tieso en el acto por una ráfaga de ametralladora. En señal de lealtad al jefe caído, los hombres de Vitale se pasaron de inmediato a Ross. Lo mismo hizo la novia de Vitale, Bea Moretti, una artista, estrella del éxito musical de Broadway Dí Kaddish, que terminó contrayendo matrimonio con Ross, aunque más tarde le presentó una demanda de divorcio acusándole de que en cierta ocasión le había vaporizado el cuerpo con un aceite que apestaba a moho.

Temiendo una intervención federal, Vincent Columbraro, el Rey de la Tostada con Mantequilla, pidió la paz. (Columbraro tenía un control tan rígido sobre todas las tostadas con mantequilla que entraban y salían de Nueva Jersey que una sola palabra suya podía privar de desayuno a dos terceras partes del estado.) Todos los miembros del hampa fueron convocados a una cena en Perth Amboy donde Columbraro les comunicó que debían cesar todas las guerras intestinas y que a partir de ese momento tenían que vestirse con decencia y dejar de andar escabulléndose por todas partes. Las cartas, que antes se firmaban con una mano negra, en el futuro terminarían «con nuestros mejores deseos», y todo el territorio se dividiría en partes iguales, quedando Nueva Jersey para la madre de Columbraro. De ese modo, nació la Mafia o Cosa Nostra (literalmente, «mi pasta de dientes» o «nuestra pasta de dientes»). Dos días más tarde, Columbraro se metió en una bañera para darse un buen baño y hace cuarenta y seis años que no se le ha vuelto a ver.

Estructura de la Mafia

La Cosa Nostra está estructurada como cualquier gobierno o gran corporación, o grupo de gangsters, pongamos por caso. En la cima está el capo di tutti capi, o jefe de todos los jefes. Las reuniones se realizan en su casa, y tiene la obligación de ofrecer pinchitos y cubitos de hielo. Dejar de hacerlo significaría la muerte instantánea. (La muerte, dicho sea de paso, es una de las peores cosas que pueden ocurrirle a un miembro de la Cosa Nostra y muchos prefieren simplemente pagar una multa.) Por debajo del jefe de todos los jefes están sus oficiales, cada uno de ellos gobierna un sector de la ciudad con su «familia». Las familias de la Mafia no consisten en una mujer y niños que siempre van a lugares como el circo o a hacer picnics. En realidad, se trata de grupos de hombres más bien serios cuya mayor satisfacción en la vida consiste en contemplar cuánto tiempo puede alguien permanecer sumergido en el río East antes de empezar a hacer gárgaras.

La iniciación en la Mafia es algo bastante complicado. Al miembro propuesto se le tapan los ojos y se le conduce a un cuarto oscuro. Se le llenan los bolsillos de pedazos de melón Cranshaw y se le obliga a saltar sobre un solo pie gritando: «¡Viva! ¡Viva!». Luego todos los miembros del consejo de administración, o com­missione, le tiran del labio inferior y se lo sueltan de golpe. Algunos hasta desean hacer esto dos veces. A continuación, le ponen granos de avena en la cabeza. Si se queja, queda descalificado. Sin embargo, si dice «muy bien, me gusta la avena en la cabeza», recibe la bienvenida de la hermandad. Esto se hace besándole en la mejilla y estrechándole la mano. A partir de ese momento, no se le permite comer chutney, divertir a sus amigos imitando a una gallina ni matar a nadie llamado Vito.

Conclusiones

El crimen organizado es una plaga en nuestra nación. Si bien muchos norteamericanos resultan engañados y empiezan una ca­rrera en el crimen con la promesa de una vida fácil, la mayoría de los criminales deben trabajar durante largas horas, a menudo en edificios sin aire acondicionado. Identificar a los criminales depende de cada uno de nosotros. Por lo general, se les puede reconocer por los grandes gemelos que suelen llevar y porque no dejan de comer cuando al hombre que está sentado a su lado se le cae un ancla encima.

Los mejores métodos para combatir el crimen organizado son los siguientes:

1. Decir a los criminales que no estás en casa;

2. Llamar a la policía siempre que un número insólito de hombres de la Compañía de Lavado Siciliano empieza a cantar en el vestíbulo de tu casa;

3. Grabaciones.

Las grabaciones no pueden ser empleadas de modo indiscrimi­nado, pero su eficacia queda ilustrada en esta transcripción de una conversación entre dos jefes de banda en el área de Nueva York cuyas llamadas telefónicas fueron grabadas por el F.B.I.:

Anthony: ¿Hola? ¿Rico?

Rico: ¿Hola?

Anthony: ¿Rico?

Rico: Hola.

Anthony: ¿Rico?

Rico: No te oigo.

Anthony: ¿Eres tú, Rico? No te oigo.

Rico: ¿Qué?

Anthony: ¿Me oyes?

Rico: ¿Hola?

Anthony: ¿Rico?

Rico: Hay un cruce.

Anthony: ¿Me oyes?

Rico: ¿Hola?

Anthony: ¿Rico?

Rico: ¿Hola?

Anthony: Operadora, hay un cruce.

Operadora: Cuelgue y vuelva a llamar, señor.

Rico: ¿Hola?

Gracias a esta prueba, Anthony (El Pescado) Rotunno y Rico Panzini fueron condenados y en este momento descuentan quince años en Sing Sing por posesión ilegal de alcohol de menta.

Woody Allen


Allan Stewart Konigsberg (n. Nueva York, 1 de diciembre de 1935), conocido como Woody Allen, es un director, guionista, actor, músico y escritor estadounidense ganador del premio Óscar en múltiples ocasiones. Es uno de los directores más respetados, influyentes y prolíficos de la era moderna.[1] Allen dirigió, escribió y protagonizó Annie Hall, película considerada por muchos como la mejor comedia de la historia del cine. Mantiene una estrecha amistad con su primera "musa" y ex-pareja, Diane Keaton.

Primeros años

Nació el 1 de diciembre de 1935 en el barrio de Brooklyn, Nueva York, con el nombre de Allan Stewart Konigsberg. Es considerado uno de los principales directores y guionistas cinematográficos contemporáneos. Proviene de una familia judía de orígenes ruso-austríacos, a la que el propio Allen define como «burguesa, bien alimentada, bien vestida, e instalada en una cómoda casa». Sus padres y su hermana también son neoyorquinos. Woody estudió hasta sus ocho años en una escuela hebrea, y después acudió a la escuela pública de Midwood High School. Durante su infancia, aprendió a tocar el violín; posteriormente se convertiría en intérprete del clarinete (que toca con asiduidad en público, junto con una banda de jazz, The New Orleans Jazz Band), hecho que le ayudaría más tarde en la elección de las bandas sonoras de sus películas.

Hasta 1997 esta actividad de intérprete musical tuvo lugar en el Michael's Pub de Nueva York, pero al cerrar este local sus puertas, pasó a tocar cada lunes en el Café Carlyle, en el hotel del mismo nombre, al que sólo falta los días en que su actividad como cineasta se lo impide.

Allen recuerda así sus primeros años: «Eran tiempos agitados, en parte debido a circunstancias económicas y en parte por la escasez de viviendas en tiempos de guerra. Mi familia siempre tenía que cargar con parientes. Constantemente había tíos y primos entrando y saliendo de las habitaciones y siempre nos estábamos mudando de casa».

Debido a que sus padres trabajaban, Allen estuvo al cuidado de niñeras desde el primer año de su vida. De un episodio con una de ellas se cree que proviene su aversión a los túneles largos y ascensores. Un día, cuando Allen tenía tres años, la niñera de turno se acercó a su cuna y después de envolverlo en una colcha le dijo: «¿Ves? Ahora mismo podría ahogarte y lanzarte a la basura y nunca nadie sabría lo que ha pasado», pero la mujer no cumplió la amenaza y dejó al chico en la cuna.

Su primer encuentro con el cine fue a la edad de tres años, cuando su madre lo llevó a ver Blancanieves y los siete enanitos. Fue tanta la emoción que le produjo ver cómo los personajes de la pantalla se movían, que corrió a la pantalla para tratar de tocarlos.

A los cinco años, se le observó el primer cambio de carácter: se convirtió en un niño solitario e introvertido. Se cree que la razón fue su ingreso a la escuela pública (escuela pública 99 de Brooklyn). Años más tarde Allen definió ese lugar como una escuela para maestros con trastornos emocionales.

Su disgusto por la escuela no cambiaría al ingresar a la secundaria. Lo único en lo que le iba bien era en las redacciones escolares, en las que él siempre dejaba ver su humor. Por aquella época, se había vuelto un buen deportista. Aparte del béisbol (era seguidor de los Giants), le gustaba el boxeo, inclusive llegó a practicar para los Golden Gloves, pero sus padres no le dejaron participar.

De su época adolescente comenta: «Yo no quería ser Bogart, tampoco quería ser John Wayne. Yo sólo quería ser el capullo de la clase, quería ser ese chico con gafas que nunca consigue a la chica, pero que es divertido y cae bien a todo el mundo».


Inicios creativos

Allen empezó su carrera como humorista a los 16 años, siempre asociado a otros humoristas. En 1957 se le concedió su primer premio Sylvana Award. A los 17 años tomaría la decisión de adoptar el seudónimo de Woody Allen. Comenzaría a trabajar individualmente, llegando a ejercer la tarea de director de sus espectáculos en la cadena de hoteles Borsch Belt de Nueva York, donde ya habían trabajado otros humoristas importantes como Jerry Lewis.

En 1952, cuando se encontraba terminando la secundaria, comenzó a confeccionar chistes para enviarlos a algunos columnistas de los periódicos de su ciudad.

El primero en usarlos fue Nick Kenny, columnista del Mirror. Poco después, Earl Wilson, el más leído del New York Post, también usaría algunos chistes de Allen. Inicialmente se publicaron de forma anónima, pero luego se publicaron con el seudónimo de Woody Allen.

Con 17 años su nombre ya circulaba por diferentes agencias de relaciones públicas y sus chistes aparecían más en los periódicos. Gene Shefrin, un agente de prensa, se interesó por este joven a quien contrató para la agencia en la que trabajaba.

A finales de 1953, Allen ingresó en la Universidad de Nueva York, donde entre otras materias cursaba Producción cinematográfica. Pero no le interesaban mucho las clases; le gustaba más asistir a las proyecciones de películas que tenía la asignatura. Después de dejar de asistir a la mitad de las clases, terminó su primer semestre en la universidad con pésimas calificaciones en varias materias. Se retiró sin iniciar el segundo semestre. Uno de los profesores le dijo alguna vez No eres material de universidad. Creo que tendrías que recibir ayuda psiquiátrica, porque me parece que no tendrás mucha suerte para encontrar trabajo. En parte tenía razón, Allen consiguió su primer psiquiatra en 1959 y seguiría acudiendo a uno por el resto de su vida.

Su primer contrato lo logra en 1955 en el programa The Colgate Happy Hour, con una asignación de 175 dólares semanales.

Actuó en numerosos locales, apareciendo ocasionalmente en programas de televisión, hasta que finalmente, y gracias a su talante e ingenio, tras una actuación en el local Blue Angel (en 1960), le ofrecieron la posibilidad de elaborar un guión y participar como actor en el filme What's new, Pussy Cat?. En ese año conoce a dos personas que posiblemente han sido las que más le han influido: sus agentes Jack Rollins y Charles Joffe.

Su primera actuación en el Blue Angel fue gracias a una recomendación de Rollins. Ellos veían en Allen un excelente humorista, pero primero debían hacerle vencer su timidez. Esa noche de domingo en el Blue Angel fue un éxito, pero a pesar de eso, tuvieron que pasar dos años para que tuviera suficiente confianza y comenzara a improvisar saliéndose de los libretos que había preparado.


Carrera cinematográfica

En 1968 rueda su primera película (primera película completamente escrita y dirigida por él y en la que actua como un ladrón), Take the money and run. Al comienzo fue difícil encontrar una productora que financiara el proyecto (costaba dos millones de dólares), hasta que Palomar Pictures decidió apoyar el proyecto. Aunque la productora no estuvo muy contenta con el resultado final, la película resultó ser un éxito de público.

Después de éste éxito, a Allen no le costó trabajo encontrar algún estudio que siguiera pagando sus películas. En 1970 firma un contrato con United Artists (productora creada por Charles Chaplin), y comenzaría a rodar su segunda película Bananas. El contrato con United Artists lo comprometía para rodar tres películas, y el estudio le otorgó a Woody Allen total control sobre su producción, algo que era muy poco usual para cualquier director joven de la época (en aquella época ni siquiera Scorsese, Coppola o Mazursky tenían privilegios como éste).

En 1977, tras filmar El dormilón (1973) y Love and Death (1975), Allen realiza la película con la cual obtendría su primer premio Óscar: Annie Hall.

A partir de ese momento, Allen alcanza el éxito como director y guionista y también como actor, con la realización de películas ambientadas principalmente en su querida Manhattan, siendo uno de los primeros directores americanos en reivindicar a cineastas europeos como Ingmar Bergman.

En 1979 realiza la película que lo consagraría como director, Manhattan; filmada en blanco y negro, con largas e imponentes tomas de la localidad de Manhattan es considerada como un clásico de la historia del cine.

Ha sido nominado varias veces al Óscar y en 1977 recibió el premio como mejor director por su película Annie Hall, pero no acudió a la entrega alegando que se había olvidado de la ceremonia (se había quedado tocando el clarinete ese día), Diane Keaton obtuvo un premio Óscar como mejor actriz por ésta película.

Este incidente con los Óscar no sirvió precisamente para aumentar su escasa popularidad en los Estados Unidos. Varias veces ha declarado que, si no fuese por su acogida en Europa, le resultaría imposible continuar filmando.

En 2002 recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Desde entonces tiene una estatua en su honor en el centro de Oviedo. Sus últimas películas (2005 – 2006) han sido filmadas en Europa, recibiendo, como ya ha sido una constante, la aclamación de la crítica, especialmente la francesa.

En el verano de 2007 rodó la película Vicky Cristina Barcelona en Barcelona, Oviedo , Avilés y La Felguera donde participaron interpretes como Scarlett Johansson, Penélope Cruz o Javier Bardem. La producción estuvo a cargo de Mediapro. El director de fotografía fue el ganador de numerosos goyas, Javier Aguirresarobe.

Cuando actúa en una película, su actor de doblaje al español es Joan Pera, al cual ofreció un pequeño papel en la citada película, agradecido por el trabajo del actor español, por el que llegó a decir que gracias a él «era más héroe de lo que es en realidad».

También se puede destacar que su persona ha realizado fugaces apariciones en Los Simpsons. En la escuela le llamaban Red por su pelo cuando era pequeño. Woody Allen va a consagrarse como "Mr. World Peace" en el 2010 debido a su gran atributo al teatro, a la comedia y a la cinematografía.